Descripción
Existió alguna vez en Guatemala una honorable dama con los ojos vendados, que sostenía una balanza en su mano izquierda y en su mano derecha una espada ceñida a su cuerpo; vestía con decoro una túnica blanca que le cubría los tobillos y con sus sandalias aplastaba la víbora de la injusticia. A esa bella y respetada dama, los abogados la conocimos y llamamos “JUSTICIA” y aprendimos a amarla y respetarla, tanto en las aulas universitarias, como en nuestro diario actuar en nuestros bufetes y en los tribunales de justicia. Pues resulta que esa dama, se quitó la túnica, la venda de los ojos, tiró por un carajo la balanza y se convirtió en una vil prostituta -con el perdón de quienes ejercen esa vieja profesión-.
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